jueves, 11 de febrero de 2016

Un día malo


Hoy tengo uno de esos días que te meterías en la cama de nuevo para que pasara el día rápido. Pero por desgracia, una no siempre puede meter la cabeza cual avestruz, esconderla, y no volver a sacarla hasta que haya pasado el día. A veces hay que echarse de cara el día (o la noche en mi caso) e ir a trabajar y tratar de llevar con dignidad el día como buenamente se pueda.

Y a estas alturas del guión estaréis ya pensando... ¿bueno y piensas decirnos que narices te ha pasado? pues la verdad es que me apetecía mas hacer retorica del árbol caído que contaros la tontería que ha hecho que mi día se haya nublado tanto o más que el día que ha hecho hoy. Pero supongo que igual que lo dicho antes, a veces hay que darle cara a las cosas, o al día o a lo que sea. Os va a parecer una general chorrada voy avisando. Tal vez tenga que ver con que estoy con la menstruación y estoy más sensible.

En cualquier caso todo mi torcido día ha venido a partir de ir a la dietista. Llevo muchísimo tiempo haciendo dieta. Es cierto, debería ser consciente de que no siempre cumplo a rajatabla, empezando porque no bebo nada de agua y porque desde que empece a trabajar, sobretodo, el tema de hacer ejercicio lo he dejado totalmente de lado. Al fin y al cabo esto es casi lo más importante de hacer dieta. Aun así me fustigo. Veo que no bajo de peso desde hace tiempo y me hundo. Cuando tenía 22 años esto no era un problema, no solo no era un problema sino que incluso hacía esfuerzos por engordar porque quería ser donante de sangre, y no lo conseguía. Ahora no hago más que pensar (fustigarme) en que voy a tener que estar toda mi vida a dieta, y no para bajar de peso, sino para no subir. Cuando he llegado a casa, me he puesto a llorar como si no hubiese un mañana, aún me duele la cabeza por ello. No quería merendar, no quería cenar... quería directamente dejar de comer. Sé lo que es la anorexia, y no tengo intención de llegar ahí, pero en ese momento estaba tan endemoniada que hasta me parecía una opción factible para bajar peso. No quiero jactarme de tal enfermedad para nada, solo quiero que entendáis hasta donde llegaba mi impotencia y mi desesperación en ese momento.

Obviamente al final, mi chico, después de haber hablado largo y tendido los dos, después de afirmar que dejar la dieta no era una opción para mi, y de pasar un rato respirando sin más, sin decir ni palabra, me ha pedido la dieta de esta semana, ha sacado lo que tocaba para cenar y me lo ha puesto encima de la encimera para mi. Yo aún seguía enrabietada, aún pensaba en no cenar más que una infusión, pero he cogido mis espárragos, mi jamón, y mi queso fresco y me lo he comido con rabia. He decidido ponerme muy en serio. No se cuanto va a durar esta decisión la verdad, y aún estoy dolida y me duele pensar en sí en la dieta, pero ahora mismo me pesa mucho más el volver a intentarlo. No quiero conformarme. No quiero quedarme con un no puedo. He dejado de fumar. ¿Porque no voy a poder con esto? No voy a hacer como la avestruz, voy a mirar de frente al día, voy a mirar de frente al problema, y voy a ponerle solución. Hay que dejar de ser parte del problema, y empezar a ser parte de la solución.